Solidaridad con la educación en Costa Rica
Según el Octavo Estado de La Educación 2021, una de las consecuencias de la exclusión educativa es el incremento de la pobreza en el corto y mediano plazo.
En la última década, la población en condición de pobreza solo alcanzó en promedio seis años de estudio, es decir, solo lograron completar la primaria. Y la secundaria quedó incompleta.
Con esos datos podemos ver el triste panorama de la educación en Costa Rica. Cada día se abre más la brecha de las clases sociales, donde solo una parte privilegiada puede formarse adecuadamente y optar por un mejor trabajo a futuro, así como tener opción a una mejor calidad de vida. Nos estamos convirtiendo en una sociedad injusta, con un Estado incapaz para educar a la mayoría de nuestros niños y jóvenes de pocos recursos económicos.
Bien lo afirmó doña Isabel Román, Coordinadora del Estado de la Educación. Esto es el grito de la niñez y la adolescencia pidiendo ayuda, demandándole a las personas adultas y a las altas autoridades gubernamentales que escuchen y que no sean indiferentes a sus necesidades.
Una idea que ayudaría a paliar un poco este grave problema, es que las instituciones privadas educativas, en las cuales haya computadoras e internet, esas que han demostrado capacidad para seguir adelante con su proceso educativo, solidariamente, pudieran prestar sus instalaciones; cuando no las ocupen, además que sus estudiantes brinden apoyo, con trabajo comunal a niños y jóvenes, que no cuentan con posibilidad de tutorías. Los más avanzados así ayudarían solidariamente a los atrasados en sus procesos educativos con diferentes programas asistenciales.
Ya en otros años se dieron acciones de solidaridad parecidas. Retomarlo implica no sólo aportar ayuda técnica. Es la mejor manera de poner en práctica el derecho humano a la educación y fomentar la solidariedad con y entre las personas.
Es ver la solidaridad en movimiento y hermandad entre niños y jóvenes de diferentes clases sociales luchando por la igualdad de recibir conocimientos y formación académica. Favorece la sensibilidad con los más necesitados. Previene resentimientos sociales y por añadidura violencia social. Sería en difinitiva; un acto de verdadero amor.
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