Solidaridad y confianza para un mundo enfermo
Aunque no te hayas dado cuenta, la solidaridad es un acto tan necesario, que debe estar presente en tu día a día. Conversar con tu vecino, tenderle la mano en momento de angustia, compartir los temas de la cotidianidad, etcétera. Son pequeños gestos solidarios que sumados uno a uno contienen un gran valor que favorece el fortalecimiento del conglomerado social.
La solidaridad significa ayudar y apoyar al otro, se fundamenta en el respeto y la empatía. Y lo mejor: Se puede practicar en cualquier momento en todo lugar y a cualquier hora del día.
Por los efectos indirectos, que nos trae un nuevo conflicto que amenaza con afectar severamente nuestras economías, es momento para pensar en la mejor forma de reinventarnos. como personas integrantes de una comunidad, como vecino adyacente de cerca de por medio, como líderes comunales, como políticos, como empresarios, como hombres o mujeres de trabajo, como miembros de una familia, como padre o madre, que se preocupa por el bienestar del otro o `por el entorno en donde vive.
Es momento para pensar en el mundo que nos rodea, viendo las oportunidades que nos ofrece, con enseñanzas que nos muestran no solo los errores de una civilización a punto del colapso, sino también las oportunidades de un mundo tecnológico, que no debemos dejar pasar.
Los efectos de la crisis sanitaria han trasformado nuestra forma de vivir, al haberse incrementado los sentimientos de temor, por no poder manejar las situaciones causadas por la pandemia y por lo que vendrá.
El respeto a mi hermano o hermana, a mi vecino o vecina, debe necesariamente imperar con un sentido de solidaridad y confianza, reconociéndonos todos como protagonistas directos en las acciones cotidianas de nuestras vidas, conscientes de que somos parte de una corriente ciudadana, que confía y genera confianza, cumpliendo normas y acuerdos, encontrando nuevas formas para una convivencia humana en paz y armonía solidaria.
Dadas las condiciones que vienen para el mundo, para nuestro país, para nuestro cantón, para nuestras comunidades, llegó el momento de dar sin buscar compensación, dar al enemigo reconciliación y dar al necesitado lo que pida.
Porque ese soy yo.
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