Solidarismo como movimiento social y político

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Solidarismo como movimiento social y político
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El solidarismo nació de la visión y liderazgo de don Alberto Martén. Desde su concepción original, reiteradamente él señaló que su objetivo era promover valores,  principios y acciones con sello solidarista para la  transformación política, social y económica de Costa Rica.

En su artículo,  La Alternativa Social: Garantías Económicas o Sangre,  indica que “… solucionar un solo problema de los muchos que en lo económico-social enfrenta Costa Rica es imposible… sin una reforma profunda del sistema…”.  Y como si su pensamiento hubiera sido vertido hoy,  agrega  “… lo que debe rectificarse no son los detalles y adornos del régimen, sino los conceptos básicos, los planteamientos centrales de los que se deriva todo el ordenamiento social. Hay que cambiar el módulo del edificio institucional que alberga a la humanidad”.

¿Quién no ha escuchado decir que el desempeño de una asociación solidarista se mide por el volumen de excedentes sociales y financieros a distribuir entre los  trabajadores y trabajadoras afiliados? ¡Claro que este es un objetivo central de nuestra razón de ser!

Pero es don Alberto a través de sus escritos, el que insistentemente nos recuerda que el  fondo de capitalización laboral que da sustento al solidarismo no es un fin en sí mismo, sino un medio para la lucha contra la pobreza, la generación de empleo digno,  la reducción de la concentración de la riqueza cada vez más creciente en  nuestro país, para contribuir a  reformar nuestro sistema económico y social.

Los costarricenses en general sin distingos de ningún tipo y por supuesto los solidaristas tenemos una misión social y política  que no podemos soslayar y eso nos lleva necesariamente por la ruta de definir cuál es nuestro visión-país y cuáles son las alternativas a los retos que hoy enfrenta Costa Rica, resumidos en una agenda nacional de desarrollo, en cuya construcción deben participar amplios sectores  de nuestra sociedad.

Para ello, hoy más que nunca es urgente abrir los canales de diálogo fructífero, realista y efectivo con una fuerte dosis de seguimiento y rendición de cuentas que genere credibilidad y legitimidad como ingredientes fundamentales de mayores niveles de gobernabilidad democrática.

No tenemos ni debemos empezar de cero. Ya hay suficiente caminado andado. .Referentes inmediatos para la construcción de ese dialogo social tan urgente en el país lo podemos encontrar por ejemplo,   en el Acuerdo de Partidos Políticos  y su propuesta de creación de un Consejo Económico Social. Persistir en este camino  es la mejor forma de honrar  la ruta  que D. Alberto Martén le marco al solidarismo  como  movimiento social y político.

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