Trabajemos por la educación
Si hay un área que ha sido golpeada por la pandemia es la educación. Por eso, celebramos que, poco a poco, se vaya dando el retorno a las clases de modo presencial, desde luego, aplicando todas las medidas sanitarias para el cuidado de los niños y jóvenes, de los profesores, personal administrativo y padres de familia.
No obstante, sabemos que volver a clases implica un reto para los centros educativos, pues no todos tienen las mismas condiciones. Por ello, el esfuerzo debe ser mayúsculo de parte de las autoridades para dotar de igualdad de oportunidades a toda la población estudiantil a lo largo y ancho del país.
El último Informe Estado de la Nación, analizando la situación ocurrida en 2020, señaló que la modalidad de educación a distancia profundiza las brechas del sistema educativo. Aportaba datos de que cerca del 25% del personal docente tenía conexiones inestables a la hora de acceder a internet, o bien que carecía de esta posibilidad.
Del mismo modo, el Informe arrojó que la mayoría de docentes no cuentan con formación relativa en el uso de herramientas virtuales para la enseñanza. Esto, aplicable también a los estudiantes, al acceso que ellos puedan tener a la conectividad y a sabiendas que hay zonas más vulnerables donde el impacto del rezago educativo será mayor.
Ya sabemos que, por muchos años, hemos arrastrado brechas en el sistema educativo que pone en desventaja a un sector de la población estudiantil. La pandemia viene a provocar el incremento de estas brechas y provoca, sin duda, un impacto en esta generación estudiantil que un año antes, también, había sufrido con una huelga que impidió el desarrollo normal del curso lectivo de entonces.
Hace pocos días, el Papa Francisco de manera fuerte y contundente declaró: “asistimos a una suerte de ‘catástrofe educativa’, ante la que no podemos permanecer inertes, por el bien de las generaciones futuras y de la sociedad en su conjunto”. El Santo Padre hacía un recuento de las desigualdades que en el mundo se presentan en cuanto a acceso a la tecnología, oportunidades, condición vulnerable de un sector de la población y desde luego el impacto de las relaciones humanas que no se han dado como estábamos acostumbrados, provocando soledad, aislamiento, dependencia a internet, etc.
La educación es vital para el desarrollo de la sociedad. De cara al bicentenario en que se encuentra nuestro país, la educación debe ser un tema prioritario para ayudar a esta generación de niños y jóvenes a recuperar el tiempo perdido.
Es momento de repensar el sistema educativo y procurar las mejores condiciones para todos con el fin de reducir odiosas diferencias que afectan hoy y afectarán el futuro de nuestros niños y jóvenes.
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