¿Vivir en el campo o en la ciudad?
Si le preocupan problemas como la contaminación o el estrés, puede que piense que cambiar la ciudad por el campo podría mejorar su vida no solo en términos de felicidad, sino también de salud.
En términos generales los hallazgos indican que los espacios verdes son buenos para quienes viven en áreas urbanas.
Quienes residen cerca de parques o árboles tienden a gozar de menores niveles de contaminación en el aire, menor contaminación acústica producida por la actividad humana y de su capacidad para refrescar el ambiente, algo que cada vez será más útil a medida que el planeta se calienta.
Además, los espacios naturales favorecen las actividades físicas y sociales y ya de por sí ambas están asociadas a un sinnúmero de beneficios.
El tiempo que pasamos en la naturaleza ha sido vinculado con la reducción de los niveles de estrés. Cuando salimos a dar una vuelta o simplemente nos sentamos bajo los árboles, nuestro ritmo cardíaco y nuestra presión sanguínea tienden a bajar. También producimos más «células asesinas» naturales: linfocitos que recorren el cuerpo a la caza de células cancerosas o infectadas con algún virus.
Eso sí, la vida en el campo también tiene sus desventajas. Hay insectos y arácnidos portadores de enfermedades que pueden contrarrestar los beneficios a la salud que tendría residir en una cabaña rodeada de un escenario natural. Y hay lugares donde el campo registra una contaminación que supone un peligro mayor que la de la ciudad.
Mañana continuaremos con este tema.
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