Vivir en el campo o en la ciudad
Si le preocupan problemas como la contaminación o el estrés, puede que piense que cambiar la ciudad por el campo podría mejorar su vida no solo en términos de felicidad, sino también de salud.
En términos generales los hallazgos indican que los espacios verdes son buenos para quienes viven en áreas urbanas.
Quienes residen cerca de parques o árboles tienden a gozar de menores niveles de contaminación en el aire, menor contaminación acústica producida por la actividad humana y de su capacidad para refrescar el ambiente, algo que cada vez será más útil a medida que el planeta se calienta.
Además, los espacios naturales favorecen las actividades físicas y sociales y ya de por sí ambas están asociadas a un sinnúmero de beneficios.
El tiempo que pasamos en la naturaleza ha sido vinculado con la reducción de los niveles de estrés. Cuando salimos a dar una vuelta o simplemente nos sentamos bajo los árboles, nuestro ritmo cardíaco y nuestra presión sanguínea tienden a bajar. También producimos más «células asesinas» naturales: linfocitos que recorren el cuerpo a la caza de células cancerosas o infectadas con algún virus.
Eso sí, la vida en el campo también tiene sus desventajas. Hay insectos y arácnidos portadores de enfermedades que pueden contrarrestar los beneficios a la salud que tendría residir en una cabaña rodeada de un escenario natural.
Otro aspecto que tal vez no ha tomado en cuenta es que hay zonas verdes de nuestro planeta que están más contaminadas que nuestras propias ciudades, por ejemplo, causa de los incendios forestales.
Entonces… ¿A dónde nos mudamos para vivir mejor?
Algunos científicos dicen que el mejor lugar es la costa.
Según los investigadores la forma en que hemos evolucionado demuestra que nos atraen los altos niveles de biodiversidad que encontramos en el océano, Además, las playas ofrecen oportunidades para ejercitarse a diario y producir vitamina D.
También hay razones psicológicas para escoger irse a vivir a la playa. Un estudio del año arrojó que quienes tenían vista al mar registraban menores niveles de trastornos mentales. Por cada 10% más de azul que la gente podía ver, los investigadores descubrieron que disminuía en un tercio la puntuación promedio de una población en la escala de malestar psicológico. Y esto sin que importara su estatus socioeconómico.
Pero no se apure en hacer las maletas. Lo cierto es que donde residimos influye en nuestra calidad de vida, pero hay otros factores más importantes, como el empleo que tenemos, la relación con nuestra familia o si tenemos o no amigos con quien compartir ratos agradables.
Fuente BBC Mundo
Los comentarios están cerrados.