¿Y el Manual de Normas y Procedimientos?
Ante el literal asalto a la bóveda del Banco Nacional de Costa Rica, uno como costarricense de a pie, no puede menos que preguntarse ¿Qué paso con el Manual de normas y procedimientos?
La credibilidad, transparencia, honestidad, responsabilidad y seguridad, de este Banco han quedado en entredicho; su imagen y prestigio han sido socavados. Hoy la institución bancaria deja muchas dudas y más preguntas que respuestas. Todos los costarricenses, clientes o no del banco, estamos más que consternados y con un sabor muy amargo.
Al juzgar por los hechos, pareciera que ni la Junta Directiva del Banco Nacional de Costa Rica, ni los Gerentes, ni las Jefaturas Departamentales, ni los empleados, ni los custodios, tienen claro el concepto, la definición en qué consiste un eficaz Manual de Normas y Procedimientos.
Entiendo que las mínimas normas bancarias internacionales establecen que, todo Banco debe realizar regularmente un “Arqueo”, del dinero bajo custodia de la entidad financiera, a parte de otros controles. Un “Arqueo”; en palabras simples, consiste en contar manualmente el dinero, que se tiene en custodia y así saber objetivamente cuánto hay efectivamente en la bóveda. Es inverosímil, inaceptable y reprochable, que esta práctica mínima del “Arqueo” a la bóveda del Banco, no se haya realizado frecuentemente, según debería estar estipulado y atendido, como obvio medio de control; pues según se informó en medios periodísticos, desde hacía algún tiempo importante, no se realizaba un “Arqueo” a la citada bóveda.
Los altos jerarcas del Banco Nacional de Costa Rica son los responsables de su administración y operación, así como de la existencia y del cumplimiento estricto de un Manual de Normas y Procedimientos, y no solo de su cumplimiento, sino también de su oportuna revisión y actualización.
El escandaloso robo de 3.294 millones de colones evidencia mucha desidia, mayor descaro y mucho descuido por parte de todos los responsables de su custodia; pero además, según las noticias, las altas autoridades del banco aún enteradas del faltante, dejaron pasar algún tiempo para hacer la obligada denuncia ante la Fiscalía y esta la hicieron un día después de que el grave hecho se filtró a la prensa. Con este proceder, pareciera que se desestimaron los alcances legales de las obligaciones que tiene todo funcionario público.
Los altos jerarcas del Banco Nacional de Costa Rica no pueden, ni deben lavarse las manos, es preciso que asuman su cuota de responsabilidad y asuman las consecuencias por sus acciones u omisiones. Es evidente que hay responsabilidades directas e indirectas en el robo de esos 3.294 millones de colones, desaparecidos prácticamente a vista y paciencia de quienes debieron haberlo cuidado. Este es un hecho gravísimo en todos sus extremos.
No basta con el falaz e insensato decir de que ese faltante de dinero no afecta a los clientes del banco pues eran dineros públicos y por lo tanto, nos afecta a todos los costarricenses. Esos 3.294 millones de colones robados hubieran alcanzado para construir infraestructura pública, tan necesaria y rezagada por falta de recursos económicos.
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