¿Y las pensiones de hambre cuándo?
¿Y las pensiones de hambre cuándo?
Las pensiones de lujo indignan, abochornan, remueven estómago e intestinos, es que los montos multimillonarios en la cuenta mensual de algunos pocos, provocan nauseas.
Cómo entender el caso de la hija de un exdiputado de sombrío paso por la Asamblea Legislativa, quien de niña quedó huérfana, pasó la adolescencia, juventud, ya en la adultez procreó hijos, nunca se casó para no perder el beneficio de la pensión heredada y aún hoy, es quien invita a fiestas costeadas con los aportes de los contribuyentes, lo hace de forma despreocupada y desvergonzada.
En un país de derecho, nos guste o no, la seguridad jurídica es un precioso don, no se puede a golpe y porrazo, simplemente por bilis hepática, tirar atrás un beneficio ominoso pero consolidado, posiblemente, engendrado en tiempos oscuros del yo te doy y tú me das del trueque politiquero.
En una democracia madura como la costarricense, se debe esperar se extingan esas pensiones de lujo, bien afirma nuestro pueblo con sabiduría llena de fisga campesina “a todo chancho gordo se le llega su día”.
Mientras unos pocos se dan el gran banquete, más de 370.000 viudas, huérfanos, personas con discapacidad, adultos mayores adscritos al mayor régimen de pensiones de Costa Rica, administrado por el Seguro Social, hacen milagros para rendir el cinco, sobrevivir hasta fin de mes, con montos que fluctúan entre menos de cien mil colones y los doscientos mil la inmensa mayoría
El Poder Ejecutivo anunció con bombos y platillos el proyecto de ley para supuestamente fijarle un límite a las pensiones de lujo, la propuesta no admite mirar de reojo los enclencles razonamientos, con visos de inconstitucionalidad e ilegalidad, a todas luces, un mamarracho para salirle al paso, a quienes con justicia, reclaman la promesa incumplida de campaña relacionada con estos opíparos beneficios.
La Junta Directiva de la Caja Costarricense resuelve la revalorización de las famélicas pensiones en curso de pago, en este momento, de nueve integrantes, ocho están totalmente plegados al Poder Ejecutivo, en contraposición de la autonomía de administración y gobierno, plasmada en la Constitución Política, hoy letra muerta.
El único que puede ordenar si se revalorizan o no los montos para los huérfanos, viudas, personas con discapacidad, adultos mayores, es el presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, quien no sabemos por qué, ni cuándo, quien según parece, se indispuso con el Seguro Social.
La Sala Constitucional en sus resoluciones ha despejado el camino para reformas profundas en los regímenes de pensiones, por seguridad jurídica, deben respetarse los derechos adquiridos año y medio antes de cualquier modificación, de ahí en adelante todo es negociable políticamente.
Mientras prima la arrogancia cómplice de tanto desafuero, quienes tienen pensiones de hambre, injustamente, siguen pagando los platos rotos
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