¡Ya basta de tanto circo!
En 1947, durante el proceso de redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuando los desencuentros ideológicos y las diferencias teóricas entre los miembros de las delegaciones de la UNESCO obstaculizaban el proceso de construcción de un proyecto universal de paz, Jacques Maritain, filósofo francés, expresó que “aun cuando las ideas extiendan distancias entre los hombres, es el corazón el que debe guiar el descubrimiento de nuestra común naturaleza humana”.
Costa Rica se encuentra a las puertas de una campaña política de cuyo resultado dependerá el proyecto común de los próximos cuatro años, periodo que, debido al momento histórico presente, es crucial para el futuro del país a mediano y largo plazo. Las ideas y proyectos que se desarrollen durante este periodo representan una privilegiada oportunidad para impulsar el desarrollo y fortalecer la competitividad del país y su potencial en innovación y desarrollo tecnológico sostenible.
Costa Rica merece y necesita una campaña caracterizada por la innovación y no un tendedero de trapos sucios. La tentación fácil, en la que pareciera están cayendo la mayoría de los candidatos a presidente y diputados, es convertir esta campaña en una arena cargada de populismo y demagogia, en aquella trilladísima novela en cuyo desenlace ganará quien mejor sepa serruchar el piso de los demás candidatos y sobreviva a la nefasta rutina del descarte, ya característica de las campañas políticas del presente siglo.
Costa Rica merece y necesita una campaña política madura y transparente, con debates que representen verdaderos diálogos, en donde se expongan ideas innovadoras para construir el país, y no vergonzosas exhibiciones de estrategias para destruir, desautorizar y ridiculizar a los demás postulantes. El país merece una campaña que inspire en los niños el deseo de construir por medio del diálogo, y no un ejemplo más de cómo serruchar el piso y desacreditar al prójimo. El país merece una campaña que permita elegir con claridad al más apto.
Señores candidatos, ¡ya basta de tanto circo! Atrévanse a desarrollar una campaña seria y constructiva, con diálogos a la altura de lo que la patria merece y necesita. Atrévanse a ser parte de la solución y el progreso, y no promuevan más actitudes que relegan a Costa Rica al estancamiento y la mediocridad. Y cuando las diferencias ideológicas comiencen a extender distancias entre los costarricenses, que sea el amor que cada uno tiene por la bandera de este país el que guíe el descubrimiento de nuestro común proyecto de desarrollo.
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