Y…¿quién tiene la razón?
En nuestras relaciones humanas nos encontramos con diferentes posturas ante un tema definido, que hasta parece imposible llegar a un acuerdo satisfactorio. Recuerdo a una de nuestras hijas; siendo pequeña; y la que al presenciar una discusión, nos preguntó…”y ¿Quién tiene la razón?” Y es que la razón es como una moneda con sus dos caras; que aunque distintas pueden llegar a formar, una sola realidad. Así se presenta en las vivencias humanas, en cada postura puede haber un poco de razón pero se requiere dejar de lado una mutua intransigencia para alcanzar un óptimo acuerdo.
El pensar es un derecho de las personas, desde que son llamadas a la vida y es inherente a su dignidad humana. El bebé que llora tiene su cuota de razón; está mojado, tiene hambre o un dolor. Y así será en su proceso de crecimiento. No hay que minimizarlos en sus opiniones u objeciones, porque en ellas se puede presentar su porción de razón; además que no se pierde autoridad si se valoran, sino que al mismo tiempo, se les da un ejemplo para que; esos niños y jóvenes; también consideren y tomen en cuenta, las razones; que para su bien; les indican sus mayores.
Y…¿Quién tiene la razón cuando a través de la historia; a veces sin reconocerlo; se ha señalado un lugar de inferioridad a la mujer en la pareja humana? Si esto fuera real, quiénes nacen de ella; tanto mujeres como varones; heredarían ambos su supuesta inferioridad, ya que tomaron de ella; de la mujer; sangre y carne. ¿Puede nacer un ser superior de una considerada inferior? La única excepción es Jesucristo por su condición divina.
Y…¿Quién tiene la razón cuando una inferioridad parecida se les atribuye a determinados pueblos en su raza humana? En una supuesta inferioridad natural, estas razas no podrían cruzarse genéticamente con las que se consideran superiores. Sólo hay una raza humana, pero con características diferentes.
Ante tantos enfrentamientos, familiares, sociales, en y entre naciones, que dolorosamente genera guerra, muerte y sufrimiento, se allanarían si antes de producirse se valoran las mutuas razones para alcanzar un entendimiento.
Para aquelos que somos cristianos, en Mateo 15,21-28 encontramos a una mujer pagana pidiendo un milagro a Jesucristo. Éste parece negarse y le da sus razones, ante las cuales, la mujer le responde: “Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Es entonces cuando Jesús alaba la razón que motiva su fe y le concede el milagro.
Esa actitud divina que es capaz de reconocer el tanto de razón que asiste a esta mujer, nos guía para seguir su ejemplo. Él, Jesucristo nos dirá: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” Juan 14,6
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